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miércoles, 3 de mayo de 2017

Daena

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El demiurgo traduce la mente divina, y comienza manifestando una niebla, un caos primordial, la condensación del Hyle. Así va manifestándose aquello que toma forma. El universo entonces es la manifestación del Hombre Primordial, el Macrocosmos, asomándose al Abismo para contemplarse a si mismo. Y el ser humano, es el microcosmos.

Existe un Espíritu omnisciente e inteligente, y que esa inteligencia es Divina e infinita y que penetra todas las cosas. Pero si nos silenciamos y sentimos su presencia que nos atraviesa y habita, o mas bien que nosotros la habitamos, entonces podemos sentirlo y alinearnos con El.

El ser humano fue creado en el Ideal Divino, y manifestado como un hijo del divino, con libertad y dominio. Algo que perdió en gran grado al sumergirse en la materia y revestirse de ella. Su célula inmortal secreta princeps, es su Cristo interno. Aunque el patrón de esta célula se repita en lo corporal por millones, esta mantiene el patrón original impreso por el Ideal Divino, la forma inteligible del Todo y su Corazón, es llamado Cristo y tal célula y átomo princeps es una pequeña llama del ser divino. Nuestro trabajo es recuperar esa imagen primordial en espíritu, renaciendo en Espíritu y constituyendo un nuevo cuerpo, nacido del Espíritu, y una conciencia superior, la Verdadera Vida y Verdadera Voluntad en armonía con el Todo.

Como decía en "Comando Mágico", la palabra tiene poder, decreta. Por eso nombrar y entender a través de la palabra. Eso da libertad para elegir que definición, que definimos. Mágicamente podemos convertirnos en la idea que prevalece en nuestra comprensión por la palabra y volverla un comando. Si elegimos ser divinos o ser animales, es resultado de esa elección, sea que elijamos la guía del genio superior, o la guía del genio inferior. Una vez decretado, es como lo vivimos y sentimos. Seres de espíritu o simples animales. Cada cual elige.

Y dado que elegimos ese tal Yaldabaot o demiurgo somos en si, nosotros mismos. Dioses microcosmicos que deciden donde enfocar su fijación. Nuestra Daena es nuestro doble angélico que el SAG, nos trae como imagen aquetipica, para volver a identificarnos con nuestra divina imagen Una vez identificados podremos en ella renacer por la operación del Espíritu, para así habitar nuestro real orbe. En eso consiste la Gran Obra Interior

Daena deviene del indoario del Avesta, y su significado es de la palabra dae (pronunciado day), dia, luz y naa, camino. El camino a la luz. Cuando al alma le aparece su propia daena, entonces comprende. Su valor es el de cuerpo de luz y también de psicopompo, que conduce a la integración, a la restitución. Alguna imagen similar utilizo Gustav Meyrink, identificando su doble con el Golem, camino hacia una unión de opuestos, en su libro homónimo. Pero para nosotros aqui, esta en recobrar aquella forma primordial

En otro orden de cosas:

Desde el siglo XVIII, la alquimia es calumniada y se la considera una mera metáfora interior, un puro simbolismo, y así, hasta Guenon, Evola y Jung, caen en esa trampa, desconociendo el verdadero hermetismo y comprendiendo este simbolismo de la gran tradición de occidente desde lo oriental. Algo en lo que cayeron también, Mathers, Crowley, y por supuesto Blavatsky.
La degradación fue creciendo con el LHP de ficción postulado como una verdad, donde se adoraron Lamias, Demonios, Lilith y hasta se busca relación con bajos astrales, sucubos e incubos. Del mismo modo que con seres del caos, archidemonios, titanes, asuras...y donde aplica bien lo dicho por Lovecraft....son adorados por sectas de humanos trastornados.

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Dicho esto, entonces vamos al real simbolismo Alquímico o Hermético:


Agni, dios del fuego, alcanzo una rama del Árbol de la Vida bajo la forma de gavilán, y sus plumas sembradas en tierra, producen una planta cuyo jugo es el soma (cuenta Evola)
La alusión a gavilán, es similar a la de la operación de las Águilas en alquimia, o sea la sublimación filosófica. Donde alma o materia son depuradas de todo lo que no es su propia esencia. De ese modo sea cual sea la materia u obra, esta se ha depurado correctamente en vías a lograr el elixir. En tanto a Prometeo, también fue a robar ese fuego (Agni), lo cual le cuso como pena ser encadenado y que un Aguila devorara su hígado todos los días. Interesante es saber que hígado es símbolo de la sede de fuerzas del deseo en el ser humano, y en la materia representa a la tintura de un azufre rojizo del orden de Geburah y que solo calma y exalta en poder su unión con un azufre del orden de Netzah, bajo la "bendición" de Tifereth, asi lo da a entender Basilio Valentin, en De las cosas naturales y sobrenaturales. O en términos de Fulcanelli, comprender que el hierro lleva en si el fuego prometeico por eso saca chispas al golpear y friccionar.

Alex.